No nos sorprende que la adopción de videoconferencia y las comunicaciones visuales se esté produciendo a grandes velocidades, sobre todo desde el momento en el que las tecnologías interactivas ya no están limitadas a grandes empresas y a grandes centros de I+D. Ya está presente, incluso, en nuestras casas, aunque sea de manera muy sencilla. Gracias a muchas aplicaciones gratuitas de Internet, a las intuitivas consolas o los smartphones, estamos interactuando con la tecnología de vídeo como nunca antes había lo habíamos hecho.
La fina línea de separación entre usuarios profesionales y consumidores continuará difuminándose en 2012 cada vez más. Los usuarios domésticos de videocolaboración exigen más experiencias interactivas en las empresas, y los usuarios profesionales que se han acostumbrado a disponer de una banda ancha y de unas tecnologías de comunicaciones unificadas de calidad empresarial, están solicitando tener las mismas facilidades en sus domicilios particulares.
A medida que la interactividad se hace más y más visual, y las redes, la tecnología y las aplicaciones se esfuerzan en satisfacer esa demanda, los fabricantes y suministradores trabajaran más cerca unos de otros para mantenerse al día del mercado.
Quizás en 2012 no llegaremos a encontrarnos en el mercado con un paladín único de la videoconferencia, sino que veremos todo un creciente número de especialistas combinando sus propuestas en un mundo de estándares abiertos e interoperables, para poder ofrecer a los usuarios una experiencia de servicio constante y continua, tanto en el hogar como en la empresa en el que el vídeo sea algo inseparable de lo que entendemos como comunicaciones.
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